Santa Eulalia de Barcelona

Virgen y mártir

Biografía

Santa Eulalia de Barcelona, una de las santas más famosas de España, nació en la actual Barcelona, en los tiempos del emperador Diocleciano (284-305) durante el siglo III o IV.

Cuando Eulalia cumplió los doce años, estalló persecución de los cristianos en la región por los romanos, escapó junto a sus padres a una casa de campo donde la habían encerrado para que no se entregase a las autoridades, porque la niña sintió un disgusto tan grande por estas leyes tan injustas que se propuso protestar entre los delegados del gobierno. Sin embargo Eulalia escapode allá y llegó a la ciudad de Mérida.

Santa Eulalia se presentó ante el gobernador romano Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes eran totalmente injustas porque mandaban adorar ídolos y prohibían al verdadero Dios y no podían ser obedecidas por los cristianos.

El emperador intentó al principio hacerla cambiar de opinión ofreciendole regalos y  promesas de ayudas a la joven, pero al ver que ella seguía fuertemente convencida de sus ideas cristianas, le mostró todos los instrumentos de tortura con los cuales le podían hacer padecer horriblemente si no obedecía a la ley del emperador que mandaba adorar ídolos y prohibía adorar a Jesucristo.

Entonces el juez pagano mandó que la destruyeran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas así quemando la hermosa cabellera de Eulalia que se incendió. La jovencita murió quemada y ahogada por el humo.

Dice el poeta Prudencio que cuando murió santa Eulalia de Barcelona, la gente vio una blanca paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve y sus cabellos cubrió el cadáver, para no mostrar sus intimidades, y varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia de Barcelona, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.

El culto de Santa Eulalia se hizo tan popular que hasta el gran San Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa.