¿Porqué veneramos a la Virgen María?
Los católicos como el resto de los cristianos sólo adoramos a Dios. Solo Dios es creador. Los demás seres son «creaturas», es decir, creados por Dios.
El misterio de la Santísima trinidad, del Dios uno y trino, nos presenta tres personas de un mismo Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Estas tres personas son indivisibles, y cuando hablamos de el «Creador», referimos a la Santísima Trinidad.
Nuestra Santísima Madre, la Santísima Virgen María, es una criatura, no una diosa, por ello no la adoramos, sino que la VENERAMOS.
María, como enseñó San Ambrosio, la Madre de Dios es el modelo de la Iglesia en el orden de la fe, la caridad y la perfecta unidad con Cristo.
Ella es el miembro más excelente de la Iglesia, y por sus dones singulares la consideramos nuestra queridísima Madre, considerando la entrega que Cristo hizo de su Madre al Apóstol Juan al pie de la cruz, como un legado para toda la cristiandad.
La Beata Virgen María, Arca de la Alianza, intercede por nosotros frente a su Hijo Jesucristo desde su sitial en el Cielo y es mediadora eficaz de toda Gracia.
Esto no significa que no podamos rezarle a Dios Padre , a Jesucristo o al Espíritu Santo directamente.
Y de hecho, cuando rezamos por medio de la intercesión de María, le estamos rezando a Dios, que es quien concede o no, su Gracia, pero ponemos nuestra petición en las manos de la más humilde y pura de todas las criaturas, cuya intercesión nos ayuda para que nuestras manos pecadoras no sean obstáculos en la manera de pedir a Dios por la concesión de la Gracia.
Es útil para entender lo que enseña la Madre Iglesia sobre la devoción a la «Esclava del Señor», la «bendita entre todas la mujeres», nunca suficientemente alabada, a la vez que reconocemos en Ella a la Madre de Dios y Madre de los creyentes, entendemos que Dios la ha preservado de pecado, en mérito a su divino Hijo. Es Jesús quien ha santificado a María.
En síntesis, los Católicos, ADORAMOS solo a DIOS, y VENERAMOS a los Santos, y entre ellos, a la que más, a la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Resulta también ilustrador, entender de qué manera veneramos a los Santos en general, y que diferencia hay con la manera en que veneremos a la Virgen María.
A los Santos los veneramos con lo que la Iglesia llama Dulía, y a nuestra Madre con Hiperdulía.
¿Que significa Dulía e Hiperdulía?
Hiperdulía
Hiper: Prefijo derivado del griego ύπέρ, puede connotar un sentido de «más allá de», «sobre», «encima de», Según la Real Academia Española, el prefijo hiper significa «superioridad o exceso».
Doulos: Palabra griega δουλoυσ derivativa del significado de «siervo», «esclavo», brinda un sentido de esclavitud, «encadenado a». Para «Douleia», de donde deriva «dulía», significa «Hacerse esclavo de», «Dispuesto a esclavizarse».
Entonces Hiperdulía significa: «La mayor predisposición a la servidumbre» o «Máxima disposición a la sumisión», puesto que María, al ser visitada por el arcángel para anunciarle su embarazo, respondió: «Hágase en mí según Su palabra», esto es, la completa aceptación de la voluntad divina.
Es entonces la veneración a María por su supremo Sí al Señor. Aquel SÍ de María, revierte las consecuencias del NO de Eva a Dios.
Por Eva entró el pecado y el penar al mundo, por María, nos llega la salvación, en su hijo, el Verbo Encarnado, Jesucristo, único Mediador principal de todas la Gracias, siendo María primero, y todos los Santos, e incluso las ánimas del Purgatorio, mediadores secundarios.
Es decir María es la mayor mediadora entre las Criaturas, por su cercanía a la voluntad del Padre y al Corazón del hijo, quien es el único mediador Divino, al ser el mismo Dios hecho hombre para mediar, acercar, la salvación a la humanidad que desde su caída, veía tan lejana la comprensión de los caminos de Dios.
Dulía
Es la que vemos en todos los Santos, que hacen de la voluntad de Dios, su propia voluntad.
Por ello son modelos de conducta, y creaturas excelentes que viven cerca del Señor y piden sin cesar por la salvación de las almas, por las que tanto celo pusieron, cuando transitaban su vida en la tierra.
Al creer en las almas, y creer en la vida eterna, para aquellos que cumplen la voluntad de Dios, por consecuencia lógica creemos en la mediación de los santos.
Porque si nosotros que somos malos, pedimos desde la tierra por nuestros familiares y seres queridos, como los santos que han perfeccionado su amistad con Dios, no van a pedir por nosotros?
Por ello, Oremos a Dios nuestro Señor, por intercesión de Santa María Virgen, y todos los Santos, para que su Gracia no nos falte, y el amor a Dios y sus caminos inunde nuestra voluntad, y guíe nuestras elecciones, por Cristo nuestro Señor, Amén!