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ORACIÓN MILAGROSA A SAN JOSÉ PARA TODA NECESIDAD URGENTE

José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en la vida y en la muerte; y consagro en este día todo mi corazón, mis pensamientos y mis acciones.

Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y gozos me alcances del divino niño Jesús y de tu santísima esposa, la Virgen María, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.

Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición)  y una cristiana disposición para morir bien.

Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión,
espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por la eternidad.

Amén.

SAN JOSE

San José de Nazaret fue el esposo de la Santa Virgen Maria, la madre de nuestro señor Jesús, y por lo tanto padre adoptivo del Señor.

Era un humilde carpintero y artesano, su madre fue Santa Juana, y su padre Jabob (Santiago) descendiente de el rey David. Fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; y otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo.

 

San José y su relación con la Virgen María

San José se comprometió con Santa María, pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo de nuestro Salvador. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla de adulterio. Mientras estaba pensando sobre esta disgustosa situación, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:

«José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

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