Jesús es el buen pastor llevando en sus hombros a las ovejas débiles y perdidas y nos anima a pedir abundantes vocaciones que se hagan pastores de sus hermanos.
Mirando a Jesús como Buen Pastor pondremos atención que Él llama a todos y nos invita a seguirle llamándonos por nuestros nombres:
Él nos conoce y sabe cómo somos, incluso mejor que nosotros mismos porque mira nuestro corazón.
Hoy, y siempre, su voz nos da confianza y anima a salir del redil para ser misioneros llevándolo a Él.
Sí, no vamos solos, Él viene con nosotros. “Él reúne a sus ovejas y ellas le siguen porque conocen su voz”, porque el buen Pastor y no es un extraño.
El Buen Pastor está siempre atento y nos alimenta en abundancia en las verdes praderas de la Eucaristía y la Palabra. Ese alimento nos ayudará a escuchar mejor su llamada y a seguirle con fidelidad.
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A nosotros nos queda dar nuestro sí abriendo la puerta del corazón para dejarle entrar en nuestra vida, sin reparos, sin condiciones.
Este abrirnos es escuchar su voz y saber qué quiere de nosotros. Sólo escuchando su voz veremos cuál es el proyecto de felicidad que Él ha pensado para nosotros.
Dejemos que Jesús toque nuestros corazones para que le sigamos, para que cada uno desde la vocación personal sea feliz haciendo su voluntad sin reservas.
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— Santa Virgen María (@santavirgenSVM) April 23, 2018