El Evangelio de este día nos trae el recuerdo de la pesca milagrosa. A Jesús lo seguía una multitud que veía los signos que hacía curando.
Por ello, al verlos tuvo compasión y dijo a Felipe:
«¿Dónde compraremos pan para darles de comer?». Y fue así como sirviéndose de los pocos panes que tenía un niño va responder a la necesidad de todos.
Si nos ponemos a pensar lo mismo pasa con nosotros: somos como esos cinco panes, poca cosa para una multitud y podemos caer en la tentación de que con eso nada podemos hacer.
La diferencia está en que esa poquedad, que son los pocos panes, que son nuestras vidas, puestas en las manos del Señor se da de comer a todos:
También te puede interesar: Oración más poderosa
Así es el amor de Dios: siempre nos espera, siempre nos sorprende y da más.
Dios actúa con nosotros, sabe lo frágiles que somos, conoce las necesidades de todo el mundo, pero Él puede obrar maravillas con cada uno de nosotros.
Sólo Él puede hacer de lo poco que somos un instrumento maravillo que ayude con la luz del Evangelio a toda la humanidad.
Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes les pedían ayuda y, además, de la generosidad de aquel muchacho.
Por eso, demos nuestro pan, démosle al Señor nuestras vidas con todo el amor.
Sí, un amor concreto, un amor de obras y no de palabras: una vida que sea un camino de amor y para ello “debemos subir por el escalón del amor al prójimo, por las obras de caridad, por las obras de misericordia, que el Señor nos ha enseñado”.
Bendiciones.
Me gusta leer el Evangelio del día y las oraciones.