Martes Santo
En este Martes Santo, el Evangelio nos pone frente a la traición de Judas al Señor:
“Les aseguro que uno de ustedes me entregará” y, posteriormente, la negación de Pedro y, con él, el abandono por el resto de los apóstoles, menos Juan.
En el fragmento que leemos Simón Pedro le dice a Jesucristo:
“Yo daré mi vida por ti”. Y el Señor le responde: “¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.
El Señor anuncia lo que sucederá, los Apóstoles dejaran solo a Cristo durante su Pasión.
El relato nos hace redimensionar el amor de Cristo, quien por su naturaleza divina sabía lo que ocurriría, pero que por su naturaleza humana ha de haber vivido estas tradiciones y abandonos con gran sufrimiento.
Luego de pentecostés, los apóstoles entenderán que Jesús espera su compañía y entrega a la hora de la Pasión, y uno a uno, menos Juan, lo seguirán en el martirio.
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Es también un llamado a nosotros, que con nuestros pecados ofendemos frecuentemente al Señor, para que finalmente nos demos cuenta que no debemos dejar sólo a Jesús.
Así, digamos con valentía y amor que queremos ser fieles al Señor y dejar atrás, con su Gracia, nuestros pecados y negaciones, para dar el paso firme en la imitación del Señor.
Bendiciones.