Miércoles Santo
El Santo evangelio de hoy nos presenta un breve dialogo que tienen Jesús y Judas, en la noche del Jueves Santo, durante la cena del Señor en el Cenáculo.
Jesús está viviendo un momento muy especial en donde les transmite su legado a los apóstoles y anticipa sacramentalmente su entrega. En un momento solemne y Cristo está a punto de donarse.
Es allí cuando Mateo nos cuenta que Judas le pregunta al Maestro si sabe que es él quien lo va a traicionar entregando a los sacerdotes. La respuesta del Señor no se hace esperar y directa: “Tú lo has dicho”.
Esta estremecedora respuesta nos hace descubrir que nadie es indemne de caer: Judas era uno de los elegidos del Señor y lo traiciona. La traición de él no es un hecho aislado en su vida: poco a poco se enfrió el amor al Maestro.
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Lo que sucedió en la vida de Judas nos ayuda a reflexionar sobre nuestro amor hacia Dios y en la necesidad de la conversión permanente.
Si de verdad queremos seguir a Jesús, nos dice Francisco, debemos “vivir la vida como un don” para dar a los demás y “no como un tesoro que se debe preservar” para sí.
El egoísta “cuida su vida, crece en este egoísmo y se convierte en un traidor”.
Examinémonos con sinceridad y confianza delante de Jesús y pidámosle el valor y la fortaleza para guardar nuestro corazón sólo para Él.