Comentario del Evangelio, San Mateo 18: 21-35 CATOLICO

668

Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Cristo nos pide dos cosas: condenar nuestros pecados y perdonar los de los otros; hacer lo primero a causo de lo segundo, que será más fácil, porque el que recuerda sus propios pecados será menos severo para su compañero de miseria.

Y perdonar no sólo de boca sino desde el fondo del corazón, para no volver contra nosotros mismos el hierro con qué atravesamos al otro.

¿Qué daño te puede hacer tu enemigo que fuera comparable al que tú te haces a ti mismo?…Si te dejas arrastrar por el enojo y la indignación serás herido no por la injuria que el otro puede hacer sino por el resentimiento que hay en ti.

No digas, pues: -me ha ultrajado, me ha calumniado, me ha hecho mucho daño.

Cuanto más hablas del mal que te han hecho, tanto más demuestras que te han hecho bien, ya que te propicia la ocasión de purificarte de tus pecados.

Así, cuanto más te ofenden, tanto más te dan la oportunidad de obtener de Dios el perdón de tus faltas.

Porque si queremos, nadie nos podrá perjudicar. Incluso, nuestros enemigos, de esta manera, nos hacen un gran bien…

Considera, pues, las ventajas que te resultan de una injuria sufrida con humildad y mansedumbre.

Y perdona, perdona siempre.

Homilía de San Juan Crisóstomo– Condenar nuestros pecados y perdonar los de los otros.

que siempre recordemos la oración que decimos a nuestro Padre del Cielo cuando decimos: Perdona Señor nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y líbranos del mal.

Así sea.