Comentario del Evangelio, San Lucas 2, 36-40 CATOLICO

Dar Gracias por el camino abierto frente a nosotros.

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«Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.

El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.»

En estas dos frases de la Sagrada Escritura encontramos todo lo que se necesita para la vida de la fe.

Están en ellas todos los integrantes de la Sagrada Familia. Es decir el Niño Jesús, Dios hijo que encierra en sí toda la Verdad siendo la expresión viva de la voluntad del Padre Celestial. Y encontramos también en estas frases a la Virgen María y San José, nuestros santos intercesores ante su divino hijo, y modelos de seguimiento a Cristo.

En estas dos frases se habla de dos aspectos centrales de la fe, que se complementan y que no se entienden uno sin el otro: La Gracia de Dios, y el cumplimiento de su voluntad.

Contiene la frase una referencia a la realidad terrena de la Sagrada Familia, es decir a Nazareth, Galilea, en la que podemos apreciar la humanidad de Cristo encarnada en el mundo. Y a continuación nos dice como desde esa realidad terrena, iba el niño creciendo en Sabiduría y en Gracia divina.

Ese es también para nosotros el camino de la fe.

Tener como modelo y protección a la Sagrada Familia. Confiarnos a la intercesión de San José y la Virgen Santísima, e imitar su humildad, y confianza en el Señor.

Tomar nota de lo importante que es apartarse del pecado y cumplir todo lo que manda el Señor y su Santa Iglesia. A la vez que ponemos toda nuestra confianza en la Gracia de Dios, capaz de limpiarnos de las impurezas del pecado y santificarnos en la Cruz de Cristo.

Vivir nuestra fe desde nuestra realidad terrena, como parte del mundo, como padres, hijos, abuelos, trabajadores, jubilados, estudiantes, amas de casa; como amigos, vecinos, hermanos en la fe. Y vivir todo esto sabiendo que no es del mundo de donde llega la Sabiduría, sino de Dios y su Gracia.

Pidamos al Padre del Cielo poder avanzar cada día en el mismo camino que nos muestra hoy la Sagrada Familia, un camino por el cual, como hizo la profetiza Ana, debemos dar Gracias a Dios, y del cual tenemos que hablar a todos los que esperan la redención del Señor.

Que así sea.