Si leemos la vida de los santos, encontraremos tres cosas en común. Se dieron cuenta de que tenían 3 enemigos que desbastarían sus vidas espirituales si no los combatían.
Para ser santos, necesitamos conocer a nuestros enemigos, seguir a Jesús y rechazar cada oportunidad en la que somos tentados.
El primer enemigo es la carne.
San Francisco llamaría a su carne un asno, porque era terco y necesitaba ser dominada para no salirse con la suya.
Se azotó a sí mismo, ayunó y rezó para poner su carne en subordinación a su voluntad.
El demonio nos ataca desde afuera; la carne se revela desde adentro. Como resultado del pecado original todos tenemos una naturaleza humana, a la que Santo Tomás Aquino llama concupiscencia. San Pablo a menudo nos recuerda de la batalla interna que se libra dentro de nosotros entre la carne y el espíritu. Diciendo que bien que lo que él deseaba hacer terminaba siendo totalmente lo opuesto. En el jardín de Getsemaní Jesús advirtió a los apóstoles:
“Estén despiertos y oren para que no sean puestos a prueba; porque el espíritu se afana pero la carne es débil”.
La carne puede ser resumida a los siete pecados capitales, estas tendencias desordenadas, proclives o inclinaciones que nos llevan al pecado. Ellas son: la gula, la avaricia, la pereza, la lujuria, la ira, la envidia y el orgullo. Si no logramos vencer estas tendencias a través de la gracia de Dios seremos esclavos realmente, como Jesús lo dijo el pecado es la esclavitud; aun así, si logramos vencerlas, experimentaremos la paz y la libertad de los hijos de Dios.
El segundo enemigo es el mundo.
El mundo que nos rodea se inclina a engañarnos, hacernos creer que la verdadera y eterna felicidad puede ser encontrada y realizada aquí en la tierra. Podemos observar que el mundo gira alrededor de la inmoralidad. Toda la televisión, las películas, las redes sociales y la música tienen una gran influencia en lo que las personas creen que es correcto e incorrecto. Durante horas, la gente mira televisión, deportes, películas y escucha música que tienen valores y valores morales católicos contrarios. Estas cosas deforman la mente, el corazón y el alma de cada una de estas personas.
Jesús nos promete lo opuesto! En esta vida ustedes tendrán luchas y batallas, y Jesús aún nos dijo que seremos odiados y perseguidos y probablemente muramos incluso en manos de nuestras propias familias. ¡Incluso Jesús fue tentado por el demonio que le ofreció el mundo!
Todos los santos abandonaron el mundo y el apego a las posesiones mundanas. Jesús lo dice muy bien; «Donde está tu corazón, allí está tu tesoro», en el cielo o en la tierra.
Jesús nos da estas palabras en las que nos promete la victoria: “tengan valor Yo he vencido al mundo; yo estaré siempre con ustedes hasta el final de los tiempos”.
El tercer enemigo es el diablo.
Él es realmente inteligente. Él estudia nuestras vidas y conoce nuestras debilidades. Luego saca tentaciones que él sabe que nos harán caer. El diablo trabaja a través de nuestros amigos y familiares más cercanos para influenciarnos a hacer el mal.
El diablo siempre es parte de las historias de los santos. Él los atormentaría, los golpearía, los engañaría, los desanimaría y hasta su último aliento, trabajaría para hacerlos desesperar por su salvación o negar la fe católica. Es por eso que muchos de ellos recitarían el Credo Católico mientras agonizan sosteniendo un crucifijo.
ORACION CONTRA ESTOS TRES ENEMIGOS DEL ALMA
La oración que nos ayuda a enamorarnos de Jesús, especialmente ante el Santísimo Sacramento, es el antídoto contra la entrega a la carne, el mundo y el demonio:
Señor yo te amo, sé que estás presente en el santísimo sacramento, y me das la fuerza para que mi cuerpo no desee otra cosa que estar en gracia, que nada de este mundo me sacia sino tu presencia, que el demonio no tendrá nunca poder sobre mí porque tú ya lo has vencido, y mi corazón se aferra a Ti con todas mis fuerzas y aún cuando me falten las fuerzas, tu poder Señor me salva, me da vida y vida eterna. Amén
También María tiene poderes especiales que le ha dado Dios para ayudarnos a luchar contra estos enemigos.
Solo di su Santo Nombre, «María» cuando tengas la tentación. Ella vendrá en tu ayuda.
Y como tercer arma no olvides rezar el santo Rosario.
LA BATALLA ES FUERTE…PERO…NUESTRO SEÑOR JESUS Y MARIA SU SANTÍSIMA MADRE..ESTÁN SIEMPRE CON NOSOTROS..CON SUS ANGELES Y ARCANGELES CELESTIALES..LOS APOSTOLES,LOS MARTIRES QUE MURIERON EN LA GRACIA DEL SEÑOR…TODOS LOS SANTOS….LOS SANTOS EJERCITOS DE MI DIOS…..ES MARAVILLOSO,,PERO TENEMOS QUE SER VALIENTES….Y ENFRENTARNOS CON LA ORACIÓN…Y EVITAR EL PECADO..HACER LO QUE DIOS LE AGRADA…NO ESTAMOS SOLOS…APRENDAMOS CON LA PALABRA DE NUESTRO DIOS..PARA SALIR TRIUNFANTES……ALELUYAAAAA.