Comentario del Evangelio, San Lucas 10,13-16 Católico.

Entremos en la Palabra del Señor. "Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida".

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¡Ay de ti…!

Llora el Señor por nuestro pecado, llora el Señor por nuestra ceguera.

Ay de nosotros que somos ingratos por la vida, por la misericordia que día a día Dios emplea con nosotros.

Ay de nosotros que somos ciegos a la gracia de Dios, y perseguimos sombras. Que nos desvivimos por cosas que no valen nada, por impulsos destructivos, por egoísmos irresponsables.

Ay de nosotros, que vemos bien de lejos a Dios, a su revelación en la Sagrada Palabra, y a su Iglesia.

Ay de nosotros, que no perdonamos a los que nos ofenden, pero pedimos que todo se nos excuse. Que no vemos más que error en los demás, pero nos ponemos violentos si nos corrigen o nos piden cambiar.

Ay de nosotros que queremos que la verdad sea lo que nos parece, en vez de adecuar nuestro parecer a la voluntad divina.

Ay de nosotros, que habiendo nacido en la Iglesia Católica, habiendo recibido el bautismo, dejamos que nuestro pecado aleje el Espíritu Santo que Cristo nos dejó.

Ay de nosotros que rezamos sólo pidiendo, sin agradecer a Dios de corazón.

Ay de nosotros que queremos que Dios nos escuche, sin importar si lo que pedimos nos acerca o aleja de su voluntad, y sobre todo, sin escuchar la Voz Dios que nos llama a ser Santos.

Ay de nosotros que tanto nos cuesta vivir en verdadera humildad, dando a Dios el lugar de Dios, y a nosotros mismos el de criaturas necesitadas y confundidas.

¡Ay de nosotros si no nos convertimos y volvemos nuestro corazón a Dios!

Queridos hermanos, confiemos en la Divina Misericordia y oremos a ese Cristo que llora, mirando con dolor como desperdiciamos tanta Gracia que el Señor derrama sobre nosotros, para que su llanto nos conmueva, nos limpie y nos cambie de una vez.

Así sea.