Comentario del Evangelio, San Lucas 7,31-35

Entremos en la Palabra del Señor. "Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida".

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¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? 

Estas Palabras del Señor, se hacen actuales y llaman a la reflexión y al arrepentimiento.

Somos una generación homicida y que en una gran mayoría ha dado la espalda a Dios, como aquella generación de los tiempos de Cristo.

Mucho nos duele, pero de eso no hay dudas.

¿Cuántos niños han sido asesinados por el aborto fomentado por los gobiernos con dineros públicos en los últimos 50 años?

¿Cuánto se ha trabajado en ese mismo tiempo, desde los medios de comunicación por destruir en los jóvenes el respeto a la familia y al matrimonio?

¿Cuánto se ha atacado la moral Cristiana Católica y se han sembrado modelos de perversión y libertinaje como un derecho?

Si queridos hermanos, todo esto cabe en los reproches que nuestro Señor Jesucristo hacía a las gentes de su tiempo.

Y no sólo esto. Tenemos la tecnología para dar de comer 10 veces a toda la población mundial y hay hambre.

Tenemos medios para asegurar la dignidad mínima y el trabajo a todos los habitantes en edad útil, y sin embargo hay esclavitud y desempleo.

Vivimos en una sociedad donde los enfermos y ancianos son abandonados, y ahora se les quiere imponer la eutanasia obligatoria en muchos países.

Una sociedad donde la droga devasta la juventud y hay fuerzas políticas que quieren liberar su consumo.

Todos estos males han causado tanta muerte y desolación.

Hoy lloramos por las víctimas y damnificados de los desastres naturales. Pero… ¿Cuántas más muertes causamos por desoír los mandatos de Cristo y vivir inmersos en el egoísmo?

Roguemos al Señor por esta generación y las que vendrán si Dios lo permite. Pidamos que a pesar de toda la apostasía que nos rodea, nos mantengamos en Cristo.

Recordemos sus palabras con las que concluye la lectura del Evangelio de hoy: «Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.»