Leyenda e historia de la Virgen viva.

Conoce los maravillosos prodigios de nuestra Señora de Castelmonte

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NUESTRA SEÑORA DE CASTELMONTE

La leyenda de la Virgen Viva (Nuestra Señora de Castelmonte) y San Miguel:

Es una historia que todos los padres de Castelmonte y pueblos vecinos del Noreste de Italia, cuentan a sus hijos, antes o después.

Dicen:

«Sabes, de chico estuve en Castelmonte. Ahora te llevaré a conocer a “el Diàul” (diablo en dialécto Veneto).

Entonces se suben a un auto, se ponen el cinturón de seguridad… «Entonces Papa, ¿me la cuentas?»

Todavía no. La primera parte inicia en el “puìnt del Diàul” [Puente del Diablo] de Cividale che, con sus arcos, parece una gran araña de largas patas. Aquí llegamos, podemos comenzar.

«Un día el diablo desafió a la Virgen María. Se le puso de frente a ella y le propuso: «Veamos quien llega primero a la cima de Castelmonte. El que venza tendrá para sí la ciudad de Cividale”.

La Virgen aceptó el desafío y salieron volando desde este puente…» Y aquí hace falta que el narrador se detenga, no obstante las protestas de los niños que escuchan la historia.

Se continua a contar la historia después de haber manejado unos algunos kilómetros, a mitad de la subida al Santuario, en una localidad llamada «Pórticos» delante de una gran piedra de una extraña apariencia.

«La Virgen voló rápidamente en alto. Se apoyó sólo una vez a mitad de la montaña sobre esta piedra, que tiene la huella de su pie.»

«¿Y el diablo? También él emprendió el vuelo…»

Niños, tienen que tener paciencia: la tercera parte se cuenta al llegar al Santuario, descendiendo directo en la cripta donde hay una imagen del Arcángel San Miguel que aplasta un diablo de oscuro y maligno aspecto, medio vampiro y medio murciélago – se dice buscando hacer sonreír a los niños.

También el diablo subió velozmente, pero al aterrizar encontró a la Virgen que ya había arribado y estaba esperándolo.

Vencido, se hundió en las profundidades del infierno abriendo la vorágine llamada “bùse del Diàul” [agujero del Diablo], que aún hoy se puede ver en el vecino monte Spich».

Los niños no hacen más preguntas y observaban al pobre demonio…

Los grandes saben que, probablemente, esta leyenda nació de los temores que provocaron en la zona las invasiones bárbaras ocurridas hace bastante más de mil años. Cuando las hordas salvajes, pasaban velozmente, sembrando terror y causando estragos.

Es una historia para llenarse de seguridad: Los buenos que habitaban aquí han vencido, y aquí han permanecido por siglos.

Con la simplicidad de esta historia, los padres transmiten a sus hijos el deseo de creer en el bien que ahora experimentan y los preparan para luchar para defender ese bien en los momentos difíciles de nuestra vida.

La Historia:

El Santuario mariano de Castelmonte se encuentra en la cima de un monte de la cadena de los Prealpes, en el Noreste de Italia, y tiene una altura de  618 metros sobre el nivel del mar.

Está a 9 Kilómetros de la Ciudad de Cividale en la región Italiana del  Friuli, y a unos 25 km de la capital de la región, Udine.

Originariamente fue un puesto militar romano. La fundación del Santuario se remonta a un momento desconocido entre los siglos V y VII.

Ya los primeros soldados romanos católicos de la zona mostraban una gran devoción a la Virgen María y a San Miguel Arcángel.

Se cree que aún antes de existir la primera Iglesia se daba culto en una pequeña gruta que había en la Roca, en el lugar donde luego se edifica el primer santuario.

Estos orígenes hacen de Castelmonte uno de los más antiguos santuarios marianos del norte de Italia.

Desde el siglo VI al IX, cada vez más numerosos peregrinos concurren a venerar a la Virgen y a San Miguel, al santuario de Castelmonte, (iglesia de «Santa María del Monte» y su capilla en una cripta, dedicada a San Miguel Arcángel).

Desde muy antiguo se hablaba del monte como la «roca en la que manifiestamente se ve y siente la protección viva de la virgen María».

Por ello, en las terribles invasiones bárbaras, las gentes del lugar y los alrededores se refugiaban en Castelmonte, e hicieron del monte un lugar santo y una fortaleza inexpugnable.

Ya en el siglo XI el santuario fue fortificado y protegido por las armas, y tras sus muros nace un borgo (un pequeño pueblo amurallado), que protegía a los peregrinos y a los que se afincaban en el lugar.

En el siglo XIV la gran afluencia de peregrinos hizo necesaria una gran ampliación del santuario y mayor fortificación de la ciudad ante la constante amenaza de los turcos.

El lugar de todas maneras, nunca fue sometido al asedio, ni atacado. La única puerta de la ciudad sólo se cerraba por las noches para impedir el ataque de ladrones.

El 21 septiembre de 1469, un tremendo rayo cayó sobre la cima del monte provocando el derrumbe del campanario y gran parte de la antigua iglesia romana, a lo que siguió un incendio que dejó la ciudad en ruinas e hizo necesaria una reconstrucción completa.

El fuego destruyó la antigua imagen de la Virgen y tuvieron que encargar una nueva imagen en piedra, que es la que hoy encontramos en el santuario.

La reconstrucción se terminó luego de casi 10 años de trabajo, y oficialmente se inauguró el 8 de septiembre de 1479, cuando se celebró en Castelmonte un «gran perdón» con la concurrencia de miles de peregrinos. En esta ceremonia fue coronada la imagen de la Virgen viva.

En la reconstrucción, la cripta de San Miguel fue transformada en Iglesia interior dentro de la Iglesia más grande.

A la virgen se le atribuyeron muchos milagros, entre ellos la conservación de la fe en un territorio rodeado de protestantismo

Dede el año 1748 el santuario de Castelmonte ha sido agregado a la Basílica romana de Santa Maria la Mayor, por la que se hacen extensivas a este santuario todas las indulgencias, indultos, gracias y privilegios que tiene la Basílica de Roma.

En 1864 se construyó en el camino, distíntos edículos (estaciones como las del vía crucis), recordando cada uno de los 15 misterios del rosario (como se rezaba hasta que San Juan Pablo II, agregó los misterios luminosos).

Desde 1913 el santuario está bajo la dirección y cuidado de los monjes capuchinos.

Durante la primera guerra mundial se recuerda un desagradable episodio de profanación del Santuario. Luego de la guerra fue reparado lo que que había sido dañado, y en 1922 se produjo una de las peregrinaciones más multitudinarias de la historia para asistir a la coronación de la imagen restaurada.

En la segunda guerra mundial, Castelmonte es atacada dos veces por los cañones alemanes, el 6 y el 18 de noviembre de 1943, porque en la ciudad se refugiaban las fuerzas partisanas. El santuario milagrosamente no sufrió ningún daño, y se recuerda que un soldado alemán que estaba apuntando el cañón hacia el santuario, murió porque en vez de salir la bala, se disparó la parte trasera del cañón.

Durante un año y medio de guerra, la estatua permaneció escondida en la Cripta, donde la protegían los monjes capuchinos.

BORGO DE Castelmonte
Castelmonte

Cada día 8 de septiembre desde entonces, decenas de miles de peregrinos, guiados por el arzobispo de Udine, suben a pie al monte para agradecer a la Madre de Dios e implorar protección.

La estatua de la Virgen Viva

La estatua de la Virgen con el niño, realizada a mitad del 1.400, es el centro del santuario.

Está hecha de piedra caliza pintada, y pesa media tonelada. Su corona, su manto y el trono, así como el seno descubierto para amamantar al niño, recuerdan a los fieles, que ella es la Madre de Dios y madre de la Iglesia.

La postura de la Virgen evoca de alguna manera, otras figuras marianas donde María lleva en brazos el cuerpo del hijo muerto (como la piedad de Miguel Ángel), pero en este caso el mismo misterio de comunión con Dios, nos trae a la memoria que en ella celebramos la vida.

Por su rostro juvenil y agradable, es llamada la “Virgen Bella”, y por su actitud vivaz y materna, se la llama la “Virgen viva”.

¿Porqué la virgen es negra? Esto es un misterio, y algunos dicen que se debe a la estrofa del cantar de los cantares, cuando la joven esposa dice de sí misma: “Negra soy, soy hermosa” Ct 1,4).

Otros dicen que fue una elección del artista, que tomó como modelo un icono mariano bizantino, los cuales en general aunque representaban a la virgen blanca, por el uso constante de velas para la veneración, con su humo se oscurecían.

No hay una respuesta precisa. Lo cierto es que está contada dentro de la tradición de Vírgenes negras europeas (como Loreto, Montserrat, Czestochowa, Rocamadour, Altötting, Nuestra Señora de Atocha, la Virgen negra de Montalbán y otras).

La fuente de información original en Italiano, es la página oficial del Santuario que llevan los monjes capuchinos.