Las lecturas de este domingo cuarto de Cuaresma nos invitan a reflexionar sobre una realidad que no me canso de recordar: que la fe es un camino, un proceso.
Vemos a Jesús en todo su camino, en toda su vida, que camina hacia Jerusalén para entregar su vida por amor y que en ese camino va, también, instruyendo a sus discípulos para que le sigan.
Nos va enseñando a nosotros también a crecer en la fe y confiar en Él, a seguir sus pasos.
Si nos fijamos en el evangelio de hoy, Jesús iba caminando y “vio a un hombre ciego de nacimiento”.
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Este hombre nos va a servir hoy de ejemplo de este “caminar” hacia Dios, abriendo paso y desarrollando ese proceso, que no estará exento de dificultades, hasta llevarle a confesar a Jesús como Mesías.
Jesús nos dice que es la Luz del mundo y ha venido para dar la vista a los ciegos.
Por eso, pedimos en esta Eucaristía dominical que cambie nuestro corazón y nuestra mirada, que cure nuestra ceguera, que Él sea nuestra única Luz.
Dios lo Bendiga gracias por esplicar el Evangelio de una manera sencilla que lo podamos comprender Dios lo siga llenando de Sabiduría para que nos siga instruyendo en las vida de Dios.
Gracias Señor , permíteme ver siempre tu luz , quiero ser digno de ti amar como tú nos amas , sácame la paja de mis ojos para
Ver verdaderamente la luz ,tu luz y caminar por tu camino sin desviarme jamás amén.