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Evangelio explicado 13 de Febrero de 2017

Buenos días.

Comenzamos hoy nuestra reflexión sobre el fragmento del Evangelio de hoy

Los fariseos estaban endurecidos en una manera superficial de entender la voluntad de Dios, que atendía a la letra de la ley, y desoía el espíritu de la ley:

Jesucristo los enfrente a su manera mezquina de responder a la Gracia de Dios manifestada en la historia de su Pueblo. Les hace ver que obedeciendo detalles humanos, desobedecen lo esencial de la voluntad de Dios: el amor a Dios y al prójimo.

El Señor, como una Gracia de conversión para que todos crean y se salven, había realizado muchos signos de su divinidad, pero los fariseos le piden:

“¡Haz un signo!

Y Cristo suspiraba tristemente asombrado al verificar su ceguera.

Ni las curaciones , resurrecciones, la calma de las aguas, el caminar sobre las aguas, la multiplicación de los panes, ninguno de esos milagros habían convencido a esta gente orgullosa.

Todo esto ellos lo sabían y muchos lo habían visto con sus propios ojos, pero tienen el descaro de decirle a Cristo que quieren más.

“No entendían los muchos signos que hacía Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro por su «cerrazón»”, dice el Papa Francisco.

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Y su ceguera llegó hasta el momento de la cruz: si bajas de la cruz, entonces sí te creeremos: su no creer era cerrar los ojos por esa soberbia que les convencía a no abrir el corazón.

El Evangelio de hoy nos enseña que necesitamos creer con sencillez para ver los milagros que cada día hace el Señor en y por su Iglesia.

Por ello pidamos al Señor que nos dé fe para vivir más cercanos a Cristo. Para no bajarnos de la Cruz de cada día con ninguna excusa. Para ser santos por amor a Dios y por amor al prójimo.

Que nuestro Padre del Cielo nos done la Gracia de imitar a Cristo humilde y manso de corazón y obediente en todo a la voluntad de Dios.

Bendiciones.

Presbítero Daniel Cirrincione

El Padre Daniel desde hace 19 años es sacerdote en la prelatura del Opus Dei, y doctor en Derecho Canónico. Ha desarrollado una intensa y variada labor pastoral, con gente de toda condición, edades y situaciones.

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