Buenos días.
Comenzamos hoy nuestra reflexión sobre el fragmento del Evangelio de hoy
Los fariseos estaban endurecidos en una manera superficial de entender la voluntad de Dios, que atendía a la letra de la ley, y desoía el espíritu de la ley:
Jesucristo los enfrente a su manera mezquina de responder a la Gracia de Dios manifestada en la historia de su Pueblo. Les hace ver que obedeciendo detalles humanos, desobedecen lo esencial de la voluntad de Dios: el amor a Dios y al prójimo.
El Señor, como una Gracia de conversión para que todos crean y se salven, había realizado muchos signos de su divinidad, pero los fariseos le piden:
“¡Haz un signo!
Y Cristo suspiraba tristemente asombrado al verificar su ceguera.
Ni las curaciones , resurrecciones, la calma de las aguas, el caminar sobre las aguas, la multiplicación de los panes, ninguno de esos milagros habían convencido a esta gente orgullosa.
Todo esto ellos lo sabían y muchos lo habían visto con sus propios ojos, pero tienen el descaro de decirle a Cristo que quieren más.
“No entendían los muchos signos que hacía Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro por su «cerrazón»”, dice el Papa Francisco.
También te puede interesar: El Padre nuestro explicado
Y su ceguera llegó hasta el momento de la cruz: si bajas de la cruz, entonces sí te creeremos: su no creer era cerrar los ojos por esa soberbia que les convencía a no abrir el corazón.
El Evangelio de hoy nos enseña que necesitamos creer con sencillez para ver los milagros que cada día hace el Señor en y por su Iglesia.
Por ello pidamos al Señor que nos dé fe para vivir más cercanos a Cristo. Para no bajarnos de la Cruz de cada día con ninguna excusa. Para ser santos por amor a Dios y por amor al prójimo.
Que nuestro Padre del Cielo nos done la Gracia de imitar a Cristo humilde y manso de corazón y obediente en todo a la voluntad de Dios.
Bendiciones.
#EvangeliodelDia #evangeliodehoy #13Febrero2017 #Lecturas #catolicohttps://t.co/halsqPiH1z
— Santa Virgen María (@santavirgenSVM) February 13, 2017
Presbítero Daniel Cirrincione
El Padre Daniel desde hace 19 años es sacerdote en la prelatura del Opus Dei, y doctor en Derecho Canónico. Ha desarrollado una intensa y variada labor pastoral, con gente de toda condición, edades y situaciones.