MARIA APLASTA LA CABEZA DE LA SERPIENTE

Conoce la opción más importante de tu vida

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el si de Maria

MARÍA VENCE A LA SERPIENTE ANTIGUA

Dios nuestro Amoroso creador, dio su Amor a toda su creación.

Todo lo creó bueno, todo fue hecho bello, y en su coherencia toda la creación nos habla de la verdad de su Creador.

Las cosas y los seres, fueron vistos todos como buenos por Dios. Pero entre sus criaturas, el Creador eligió a los Ángeles y a los seres humanos, para darles el mayor regalo de su Amor. ¡Les donó la libertad!

¡Qué gran regalo de nuestro amoroso Creador! La libertad que es la participación en la vida divina.

La libertad que es la llave del Amor. Sin libertad no hay Amor, sino necesidad y obligación.

Siendo libres, y adhiriendo libremente a la voluntad de Dios, participamos del Ser Divino, en aquello que le es más propio, no sólo del ser, sino también de la transmisión del ser como acto consciente.

Así hace cada madre, cuando desde el amor, elige postergarse por el hijo en gestación, por el bebé recién nacido, por sus hijos en todas sus edades.

También participar en forma especial en este misterio de dar la vida, los mártires que por la Fe siguieron por elección propia el camino de Cristo a la Cruz.

Pero, este gran regalo, que es la libertad, lleva consigo una gran responsabilidad.

Dios sabía que regalándonos la libertad, podíamos decirle Sí, y amarlo; como podíamos decirle No, y rechazar su Amor infinito.

Visto bien, decirle No a tan grande Amor, parece una gran necedad. En cambio decirle Sí, abre la puerta a la convivencia en comunión con el mismo Dios.

¿Y en que consiste esta comunión?

Es vivir responsablemente este misterio de Amor donado, el gran don de la libertad, haciendo de su buen uso, el centro de nuestra Vida.
La serpiente Antigua, el diablo, Lucifer, no es otro que el reflejo del mal uso de la libertad.

Del decirle No a Dios, y tentar a otros a seguir ese camino de Rebeldía.

Es el Ángel que quiso ser Dios, y negó a Dios, y se separó para toda la eternidad de la Voluntad amorosa del Padre.

Con esa decisión el que nació como ángel, se convirtió en demonio e hizo de la destrucción de la Obra de Dios su ocupación y destino.

Por ello es un ser vacío de sentido, que vive una vida sin vida, marcada por una búsqueda que no se realiza nunca, en una sed que nunca se sacia, en una hastío que viene de haber perdido lo único que tiene realmente sentido.

El demonio no puede dar lo que no tiene, y todo lo que ofrece son vanidades vacías, que nunca sacian.

EL NO DE EVA

¿Cuántas veces nos hemos preguntado que es lo que espera Dios de nosotros?

Eva no necesitaba preguntárselo, porque Dios mismo se lo había dicho a Adán, y ella lo sabía:

«De cualquier árbol del jardín puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás».

Sin embargo pudo más la serpiente y sus falsas razones, y Eva, y luego de ella Adán, tomaron el camino de la Rebeldía, y le dijeron NO a Dios.

EL SI DE MARÍA

¿Cuántas veces nos hemos sentido en la vida sin rumbo, sin un sentido? ¿Qué cosa tiene nuestra Madre para ayudarnos en esas situaciones?

Los creyentes, sabemos que esto nos puede pasar a todos, y más nos pasa, cuanto más tomamos los caminos de Adán y Eva, cuánto más nos alejemos de Dios, cuanto más nos oponemos a su voluntad.

Nuestra Madre María, es nuestro modelo, es la más humilde y cercana a la voluntad de Dios.

Es por ello la mujer plena, aquella que está llena de la Gracia del Señor, llena del Amor a su Voluntad. María nunca tuvo dudas, sobre cuál era la fuente de esa, su plenitud.

Siempre supo, que sólo había plenitud en Dios, el todo, la luz, la vida, la verdad, el Amor.

MARIA ES MAESTRA DE HUMILDAD:

En un sentido estricto, todo es Gracia del Señor, incluso la humildad lo es, pero a su vez la humildad opera como la disponibilidad, que abre caminos a la Gracia de Dios.

Dios en su amor, nos da su Gracia a todos, esperando nuestro SI.

Humildad no es otra cosa que no oponerse a la Gracia del Señor, que es Amor en todos los casos y en todos los momentos, aún en aquellos que nos son más difícil de entender.

Aprender de nuestra Madre significa reconocer, que sólo el seguir incondicionalmente la voluntad de Dios es fuente de verdadera certeza, de estabilidad en nuestra dirección de vida.

Pero esta no es una certeza de la manera que la entiende el mundo. ¡No!

No es una certeza que adivina el futuro. No es una certeza que elimina los problemas o las dificultades.

De hecho en la vida de la Santa Virgen, así como abundó la Gracia, abundaron las dificultades y pruebas.

Esta certeza es la receta para enfrentar los problemas.

Es la seguridad de su relación con Dios, la que dio a nuestra Madre la fuerza para sobrellevar el dolor y la prueba.

Su humildad la mantuvo siempre en la cercanía de Dios, siempre en el seguimiento de su voluntad, sin perder aún en la peor prueba, la perspectiva del que se sabe amado, y protegido, y que su vez siente naturalmente corresponder a tan grande amor.

Ella es el arca de la Alianza, que con su SI incondicional, abrió los caminos al Amor de Dios  hecho hombre, a Jesucristo nuestro Salvador.

Con su respuesta al Ángel, María abrió la puerta a la venida de Cristo, que sería la salvación de la humanidad herida por el pecado, representada por Adán y Eva.

JESUCRISTO EL MISMO DIOS ENTRE NOSOTROS

Es en Jesús y su Cruz, que se abrieron los caminos que Adán había cerrado.

Por un hombre vino el pecado al mundo. Por un hombre fuimos liberados.

Cristo es Amor y nos pide como su madre, seguir humildemente la voluntad de Dios. Y la Voluntad de Dios es Creer en Jesús:

Y creer en Jesús es creer en el mandamiento del Amor, es releer en el corazón Mateo 25 y las Bienaventuranzas y entender que toda la escritura se entiende desde la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

En esta decisión libre de seguir a Cristo, renunciamos al demonio y sus insidias, a su rebeldías, y nos unimos a la voluntad del Señor

Unámonos en oración y pidamos a nuestra Madre interceda ante Dios nuestro Señor para que nos conceda la Gracia de rechazar siempre la insidias del tentador, del que odia a Dios y a su creación, que nos quiere rebeldes y perdidos.

Pidamos también la Gracia de dar cada día nuestro Sí humilde a nuestro Amoroso Creador, ese que nos regaló la vida y la libertad!

La conversión es la nueva vida que se nos da por gracia y a la vez, también, es una tarea que se nos ofrece a modo de condición de la perseverancia en la gracia.

Esto es usar bien la libertad. Esta es la decisión más importante que podemos tomar en nuestra vida.