En el Evangelio nos relata el momento en que las autoridades judías preguntan a Juan Bautista quién es él. Su respuesta es muy importante para aplicarla a nuestras vidas desde el inicio del año y hacer que ella sea el timón del resto del año.
Juan, acudiendo al profeta Isaías, dice: Yo soy una voz que grita en el desierto: Preparen el camino del Señor. Esta idea es una hermosa clave para vivir nuestra fe y convertir nuestra vida en un camino para el encuentro de nuestros iguales con Dios, para ayudar así a que Dios llegue a nosotros y habitando en nuestros corazones, llegue a la vida de los demás.
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Qué hermoso es saber que la oración de cada día, y en especial de estos días de Navidad nos ayude a preparar el camino del año, a “preparar los caminos del Señor”. Es claro el Evangelio, Juan prepara e invita a enderezar y mejorar los caminos. La Navidad es la ocasión propicia para corregir el camino.
Es maravilloso ver como Dios escribe nuestra historia y sabe hacer “nuevas todas las cosas”. Por eso, pidamos que Niño repare la vida de nosotros para ser buenos caminos, buenos medios e instrumentos para que la gracia se marque en nosotros haciéndonos buenos mensajeros del Reino: ser personas que facilitan la llegada de Dios al mundo en que vivimos y estamos inmersos.
Preparar el camino del Señor es rezar y contemplar su presencia entre nosotros. Es tener señalizada la vida por Cristo y esto nos convierte en sus testigos. Si en la vida de cada día está señalizada la presencia de Dios se abre un prometedor año delante de nosotros.
Pidamos la gracia de preparar los caminos del Señor, de manera que, sin desvíos, caminemos felices viendo como Dios lleva el rumbo de la vida.
Bendiciones
Que El Señor que es la fuente de Vida te bendiga y te guarde en Su Amor
Amén, bendiciones hermana Lucía