Hoy celebramos la hermosa fiesta de Sagrada Familia. Sin lugar a dudas, descubrir a Dios presente entre nosotros en familia es una gracia muy especial.
Sucede que en familia es donde se define la persona y por eso debemos comenzar por agradecer mucho a santa María y san José: ellos son los que le «enseñaron» a ser hombre a Dios.
Porque si bien Jesús como Dios todo lo sabía, como hombre fue educado y acompañado en la fe, por su Santa Madre y el Patriarca San José, según los designios de la providencia de Dios Padre.
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Parece que en la actualidad la familia ha perdido el norte, vemos tantas familias destruidas, que sufren tanto dolor.
Por otro lado el diablo no descansa. Y de allí tanto esfuerzo de los gobiernos por deformar el sentido de la familia tradicional, por imponer moldes culturales contrarios a la voluntad de Dios.
Frente a esta tormenta de rebeldía a la voluntad de Dios, la familia sigue siendo el pilar más importante de la sociedad y de la Iglesia.
Es en la familia donde aprendemos el amor, la acogida, el compartir, la aceptación, el perdón, la confianza y el diálogo, y tanto más.
Vivimos en un mundo inhumano, insensible frente al que sufre, al que está desvalido material y espiritualmente, y nosotros debemos mostrar el verdadero rostro humano de Dios.
Esta realidad hará elocuente al mundo la belleza de la vida y la familia.
Pidamos en nuestra oración de hoy a Jesús, María y José por las familias de todo el mundo.
No sólo por la nuestra, sino por todas; para que sacando nuestra mirada de nosotros mismos, aprendamos a mirar como la Sagrada Familia, hacia Dios, y a su mandato de amor al prójimo.
Felicidades y bendiciones para todas las familias.
