3° Domingo de Adviento
En las lecturas de este tercer domingo de Adviento descubrimos que la Iglesia nos invita a hacer una gran reflexión sobre la presencia de Dios en nosotros y en nuestro mundo y el júbilo que estimula en cada uno. Sólo faltan 14 días para la Navidad y la alegría por la proximidad del nacimiento de Jesús nos debe impulsar a más. Este domingo es llamado “gaudete”, o de la alegría, por la primera palabra del introito de la Misa que dice: “Estén siempre alegres en el Señor; lo repito: estén alegres. El Señor está cerca” (Antífona de Entrada, Flp 4, 4.5).
Juan el Bautista nos anuncia esta alegría. Está en la cárcel y le llegan noticias de lo que hace Jesús. Por ello, decide enviar a algunos de sus discípulos para preguntarle si Él es verdaderamente el Mesías que tenía que venir. Jesús da la mejor de las respuestas: “Vaya y cuenten a Juan lo que están viendo y oyendo”.
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Ahora, nosotros debemos descubrir los signos de alegría y esperanza en medio de nuestro mundo dividido y en guerras. Sin duda, el mensaje cristiano nos ayudará a ver con más profundidad y a descubrir las huellas de Dios en los signos de su presencia en nuestro mundo y en cada persona, con los ojos interiores: “los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio”.
El mensaje evangélico nos hace ver con claridad la llamada a crecer en la fe, a tener la confianza puesta en Dios y a no perder la esperanza en que Dios está por encima de cualquier dificultad. La alegría de este domingo nos propone apartar de nuestra vista lo que no da luz y a poner en todo signos de esperanza, de alegría y de amor.
Dios viene a nosotros en el Niño que está pronto a nacer. En este domingo de la alegría nos sentimos dichosos: nos abre a la novedad de Dios entre nosotros, de un Dios que opta por los más pobres, por los que no cuentan, por los últimos, por los pecadores y entre ellos estamos nosotros. La Eucaristía nos ayudará a vivir con la alegría de Dios cada instante de nuestra vida.
Bendiciones.
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Presbítero Daniel Cirrincione
El Padre Daniel desde hace 19 años es sacerdote en la prelatura del Opus Dei, y doctor en Derecho Canónico. Ha desarrollado una intensa y variada labor pastoral, con gente de toda condición, edades y situaciones.
Gracias por su reflexión que dios lo bendiga y le siga dando ese corazón de profeta y pastor