ORACION A LA INMACULADA CONCEPCION DE MARIA

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Hoy 8 de Diciembre celebramos el día de La Inmaculada Concepción de María, dogma de fe que declarado por una gracia singular de Dios,  María fue preservada de todo pecado, desde su concepción.

La fiesta de la Inmaculada ilumina como un faro el período de Adviento, que es un tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador. Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María que «brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el pueblo de Dios en camino»

¡Oh María Inmaculada ponemos en tus manos nuestras súplicas, para que tú que eres la Reina de la Pureza, y llena de Gracia, intercedas por mi ante Dios nuestro Señor.

Mira mis preocupaciones, te pido, concédeme la paz; mira que tengo miedo…dame la fortaleza espiritual; mira que aveces pierdo la esperanza, María…que yo ponga toda mi confianza en Dios. 

Que a través de tu corazón humilde, sincero, ame yo cada día más a Jesús. Purifica mi alma, Madre Inmaculada, para que pueda yo un día glorificar a Dios en el cielo por los siglos de los siglos. Amén

Puedes encontrar aquí:

La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado. El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la «llena de gracia» desde su concepción.

La Encíclica «Fulgens corona», publicada por el Papa Pío XII en 1953 para conmemorar el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, argumenta así: «Si en un momento determinado la Santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya -al menos durante ese periodo de tiempo, por más breve que fuera- la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre»

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