En el tercer día de la novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa, preparamos nuestras almas para recibir las gracias que pedimos a nuestra Madre, el día de su fiesta el 27 de Noviembre
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen y Madre lnmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.
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TERCER DIA DE LA NOVENA
En sus confidencias le dijo la Virgen Milagrosa a Sor Catalina: «Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro será grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo estaré con ustedes: ¡Tengan confianza!»
Refugiémonos en esta confianza, fuertemente apoyada en las seguridades de que su presencia y de su protección nos da la Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles no cesaremos de invocarla:
Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:
ORACIÓN DE SAN BERNARDO
Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Tu protección, implorado Tu asistencia y reclamado Tu socorro, haya sido abandonado por Ti. Animado con esta confianza, a Ti también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante Tu presencia soberana. No deseches, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclina a ellas Tus oídos y atiéndelas favorablemente
Reza Tres Avemarías con la jaculatoria:
¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
ORACIÓN FINAL
Señor Dios nuestro, que por la lnmaculada Virgen María asociada a tu Hijo de modo inefable, nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad, concédenos propicio que sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad, y que con fe libre, nos sometamos al misterio de tu redención.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Madrecita Querida te encomiendo:
Nuestro Papa Francisco para que su Fe sea tan fuerte como la piedra angular de tu Hijo Jesucristo, reciba siempre la Santa Luz del Espíritu Santo en cada una de sus actividades para dirigir el Pueblo de Dios, puesto en sus manos. Igualmente para los Sacerdotes en general y que, también gocen de buena salud espiritual y corporal, que con esa Fe inquebrantable defiendan las promesas de la Patria celestial en su favor y de todo el pueblo de Dios.
Virgencita te ruego por la salud de Agustín