«Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
Llegar al Reino es fruto de la lucha, “esfuércense en entrar por la puerta estrecha. Les digo que muchos intentarán entrar y no podrán”, dijo el Señor.
Se trata de una lucha de amor creciente porque es fácil creer que, una vez que nos hemos entregado a Jesucristo, ya estamos dentro y nos podemos quedar tranquilos como si hubiéramos alcanzado la meta.
El Evangelio nos lo advierte: “¡Pero si hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas!”
También te puede interesar: Milagro del 2 de Octubre del 2016
En la sociedad en la que estamos inmersos, gracias a Dios, porque es nuestra, hay algunos que creen que basta con haberse bautizado o haber sigo monaguillo de niño para entrar al Reino.
Jesús hoy nos advierte que no será así y, más aún, nos dice ánimo a luchar por enamorarse cada día más.
Nadie nace siendo ya un santo. El santo se debe forjar desde lo pequeño.
Se forma en la vida de todos los días, cumpliendo por amor a Dios el trabajo y las obligaciones cotidianas. El amor es algo que debe crecer cada día porque si no hablamos solo de palabras y no en verdad.
Cada día, cada hora, cada instante, es la ocasión en la iremos fraguando nuestra salvación en la vida familiar, en el trabajo, en el tiempo de descanso…
Siempre será ocasión para cargar con la cruz con la alegría del que sabe que ella nos lleva al encuentro del Amor.