¿Es el Hallowen una costumbre inocente para nuestros hijos y nietos?
La Iglesia nos enseña que, frente a la celebración del Hallowen, debemos levantar nuestra voz, para al menos hacer notar, como estamos asumiendo como sociedad, algo que es contrario a la cultura que viene del mundo católico.
La Iglesia siempre ha utilizado los discernimientos sensatos para juzgar si una costumbre nueva, es acorde a la fe, conveniente o prudente.
No debemos definir al Hallowen como una fiesta, sino como un fenómeno inquietante.
Se nos presenta el Hallowen de modo festivo, como una «prolongación de los carnavales».
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Pero no podemos olvidar que Hallowen es la gran fiesta del mundo de lo oculto, es el fin de año de los satanistas, de este «dios de las tinieblas», que ya desde las tradiciones de los celtas, no va a pedir como hacen los niños en los Estados Unidos y en cada vez más países occidentales, elegir entre dulce o truco, sino entre sacrificio o maldición.
El 2 de noviembre, para el mundo de lo oculto es la fiesta de las brujas, con todo lo que la rodea.
Aún hoy, los satánicos rinden culto a su dios, el mundo del oculto quiere reclutar personas débiles en estas noches de fines de octubre, y también hoy el sacrificio de animales hace parte de estos rituales, y lamentablemente sabemos casos contemporáneos de sacrificios de recién nacidos y asesinatos rituales de jóvenes vírgenes.
Es importante, ver para nosotros Cristianos, como un papa, movió en el año 834, la fiesta de todos los santos, que en esa época era 13 de mayo, al 1 de noviembre, justo para frenar esta funesta tradición que llegaba desde Irlanda, de adorar el mundo de las tinieblas y el mundo de los muertos.
Vemos que hoy todo se relativiza, incluso lo macabro, la sangre, la violencia, el horror, todo viene transformado en un juego.
En la escuela se celebra el Hallowen. Vemos padres que cuentan la experiencia de sus pequeños, algunos que tienen pesadillas de noche luego de estas «celebraciones», y otros que ya no distinguen la diferencia entre la vida y la muerte.
Entonces Hallowen se muestra como una escuela tenebrosa y horrible, que nos impone la dictadura del relativismo, de la que tanto nos hablaba el Papa Benedicto XVI.
Es conocido que los satánicos, el día 31 de octubre, celebran sus «misas negras», donde invocan a satanás.
Quién festeja Hallowen, rinde, aún sin saberlo, un osana al demonio.
Hallowen es una especie de sesión de espiritismo, presentada bajo la forma de juego. Aquí vemos la astucia del demonio. Viene todo presentado en forma lúdica, inocente.
En el mundo de hoy, el pecado, no es más pecado. Todo viene camuflado como libertad o placer personal.
Entonces, ¿Qué hacer frente a esta «celebración»?
Se trata primeramente de tener bien ordenadas las prioridades. Primero están nuestros deberes para con Dios, y luego nuestros compromisos sociales, y necesidad de que nuestros hijos, nietos o nosotros mismos «encajemos en un grupo de compañeros o amigos».
Los amigos son importantes, la sociabilidad es importante, pero más importante es , con la Gracia de Dios, ser un discípulo de Cristo coherente, que no tiene miedo a la Cruz de ser «discriminado» por rechazar siempre el mal, y testimoniar a Cristo en cada elección de su vida.
Quizás sea necesario, el exponerse a un «trauma social», para la salvación del alma. Cristo no hizo menos por nosotros.
El amor al Señor nos pide dulcemente, la adhesión total a los caminos del Señor, hecha día a día, como la Cruz de Cristo, y cuando esto lo hacemos entendiendo que Dios es todo bien para nosotros, se transforma en una alegre y plena opción de nadar contracorriente, en un río que se aleja de Dios día a día.
La pregunta concreta que cada uno debería hacerse sería:
¿PODEMOS SUBESTIMAR EL HALLOWEEN, Y LA CARGA DE OSCURANTISMO QUE ESTA COSTUMBRE ANTICRISTIANA TRAE?
¿O POR SU INTENCIÓN OCULTA DE «NORMALIZAR» LA ADORACIÓN AL DEMONIO Y A LO MACABRO, DEBEMOS SER FIRMES OPOSITORES DEL ERROR QUE ESCONDE?
Con la Bendición del Señor, las respuestas vendrán claras a nuestra mente y corazón.