Icono del sitio Santa Virgen Maria

SAN GREGORIO MAGNO

SAN GREGORIO MAGNO

SAN GREGORIO MAGNO


Oración previa a la lectura y meditación de la vida del Santo:
Señor, te pedimos que el ejemplo de la vida de los Santos, en los que tú Gracia brilla sobre la miseria de nuestra existencia humana, nos ilumine hoy en nuestro día, para que podamos también nosotros decir sí a tu Gracia, y con ella ser cada uno ese Santo que tú, en tu gran amor, has imaginado de cada uno de nosotros.

También puede interesarte LA ORACIÓN DE LA MADRE TERESA POR LA FAMILIA

A continuación resumimos la vida del Santo, en palabras del Papa emérito Benedicto XVI, tomado del sitio oficial del Vaticano (Vatican-va):

Queridos hermanos y hermanas:

En nuestro encuentro de los miércoles, vuelvo a comentar hoy la extraordinaria figura del Papa san Gregorio Magno para recoger más luces de su rica enseñanza.

A pesar de los múltiples compromisos vinculados a su función de Obispo de Roma, nos dejó numerosas obras de las que la Iglesia, en los siglos sucesivos, se ha servido ampliamente.

Además de su abundante epistolario (más de 800 cartas), nos dejó extraordinarios escritos, entre los que se distinguen el Comentario moral a Job, las Homilías sobre Ezequiel y las Homilías sobre los Evangelios.

Su obra principal y más conocida es, sin duda, la Regla pastoral, que el Papa redactó al inicio de su pontificado con una finalidad claramente programática.

Por San Gregorio nos ha llegado el único testimonio antiguo sobre la vida del santo monje, San Benito, el Santo en el que los antiguos vieron la imagen de Cristo y todos los profetas.

La ORACIÓN A SAN BENITO AQUÍ

San Gregorio jamás se preocupa por elaborar una doctrina «suya», una originalidad propia.

Más bien trata de hacerse eco de la enseñanza tradicional de la Iglesia; sólo quiere ser la boca de Cristo y de su Iglesia en el camino que se debe recorrer para llegar a Dios.

Fue un apasionado lector de la Biblia, decía que el cristiano debe sacar de la sagrada Escritura, no tanto conocimientos teóricos, sino más bien el alimento diario para su alma, para su vida de hombre en este mundo.

La humildad intelectual es la regla primaria para quien trata de penetrar en las realidades sobrenaturales partiendo del Libro sagrado.

La humildad, obviamente, no excluye el estudio serio; pero para lograr que este estudio resulte verdaderamente provechoso, permitiendo entrar realmente en la profundidad del texto, la humildad resulta indispensable.

Sólo con esta actitud interior se escucha realmente y se percibe por fin la voz de Dios.

Así nos dice San Gregorio «el predicador debe mojar su pluma en la sangre de su corazón; así podrá llegar también al oído del prójimo».

El ideal moral consiste en una integración entre palabra y acción, pensamiento y compromiso, oración y dedicación a los deberes del propio estado: este es el camino para que lo divino descienda hasta el hombre y el hombre se eleve hasta la identificación con Dios.

El principio inspirador de San Gregorio fue la esperanza del Cielo, ese cumplimiento en Cristo de todas las cosas. De aquí brotan sus incesantes llamamientos a la vigilancia y a las buenas obras.

Decía que el obispo es ante todo el «predicador» por excelencia; como tal debe ser ante todo ejemplo para los demás, de forma que su comportamiento constituya un punto de referencia para todos.

Benedicto XVI en 10 frases

Una acción pastoral eficaz requiere además que conozca a sus ovejas y adapte sus intervenciones a cada uno,y por eso se sabe que el siempre hablaba de todo con la gente de su tiempo y de su ciudad.

También, el gran Pontífice insiste en el deber de que el pastor reconozca cada día su propia miseria, de manera que el orgullo no ensucie a los ojos de Dios, el bien realizado.

Nos dice que el cuidado de las almas, es el «ars artium», el arte de las artes.

En su opinión, los Sacerdotes y guías de las comunidades cristianas deben esforzarse por releer los acontecimientos a la luz de la palabra de Dios: en este sentido, de aplicación práctica en la vida diaria.

En su corazón, san Gregorio fue siempre un monje sencillo; por ello, era firmemente contrario a los grandes títulos. Él quería ser siervo de los siervos de Dios. Precisamente porque lo fue, es grande y nos muestra también a nosotros la medida de su verdadera grandeza.

Conoce también la Vida del San Gregorio Magno aquí

Salir de la versión móvil