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ORACION A SANTA BEATRIZ DE SILVA

Santa Beatriz de Silva y Meneses

Señor, Tu que concediste a Santa Beatriz, un gran amor a la Madre de tu Hijo Jesucristo, y llenaste de gracias su vida, te pedimos que, a ejemplo suyo, imitemos las virtudes de la Virgen María y seamos introducidos por ella en la vida eterna.

A tu amorosa intercesión unimos la de nuestra Santa Madre del cielo, a quién con tanta gracia y humildad supiste representar frente al pintor.

Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén

LA VIDA DE SANTA BEATRIZ DE SILVA

Nació en el año 1424 en Ceuta, ciudad perteneciente al Reino de Portugal, y en la que su abuelo, Don Pedro de Menezes, fue primer capitán.

Allí residió la familia durante un tiempo, y tal referencia tradicional fue recogida y sostenida incluso por muchos monasterios de la Orden de la Inmaculada Concepción en Europa y América.

El padre de Beatriz, el caballero Ruy Gómez da Silva, recibió en 1433 el nombramiento de alcalde de Campo Mayor por lo que, siguiendo esa misma hipótesis, la familia de Silva y Meneses abandonó Ceuta y se trasladó a Campo Maior recién en 1434, año en que Beatriz habría contado con 10 años.

La madre de Beatriz, siguiendo la tradición familiar, era muy…Lee la vida completa de Santa Beatriz de Silva, aquí

La Virgen de los ojos cerrados

Es una imagen que se se venera en copias presentes en varias Iglesias, de un cuadro cuyo original está en el museo de Arte de Campo Mayor, Portugal, donde está representada la Virgen con la cabeza inclinada y los ojos cerrados, sosteniendo sobre sus rodillas al Niño. A su lado están arrodillados San Francisco y San Antonio. Las facciones de esta Virgen son copia del rostro de Beatriz.

Su padre quería tener un cuadro de la Virgen para la capilla de su residencia. Por ello mandó venir a un pintor italiano. El artista recomendo que el mejor modelo para la Virgen sería su misma hija.

Esta, por obediencia, accedió a ello, pero, poseída de un inocente pudor en servir de modelo para un cuadro de María Inmaculada, no abrió sus ojos ante el pintor.

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