Comentario del Evangelio, San Mateo 12,46-50 CATOLICO

370

«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.«

Decía el Papa Benedicto XVI que es importante “aprender a confiar más en la divina Providencia, pedirle a Dios la fuerza para salir de nosotros mismos para renovarle nuestro «sí» y para repetirle «Hágase tu voluntad», para adecuar nuestra voluntad a la suya” (Benedicto XVI, 1 de febrero de 2012).

Queridos amigos, cuando leemos en el Santo Evangelio: ¿Quién es mi madre y quiénes mis hermanos? Tenemos que preguntarnos si esa pregunta no viene también formulada a nosotros.

Realmente sí. Jesús nos interroga si somos o no sus hermanos. Es una pregunta que para los le siguen por el camino en la fe.

Y al hacérnosla nos damos cuenta que no siempre es fácil confiar en la voluntad de Dios y repetir el «sí» de María en la anunciación y llegar hasta la Cruz, llevando al Señor todos los momentos del día, para traer a esta «tierra», un poco del «cielo» de Dios.

La adhesión a los planes de Dios, el sí como el de María, supone que nos preguntemos si somos verdaderamente hermanos de Cristo con un cumplimiento exquisito de la Voluntad de su Padre.

Recuerda hermano y hermana que Dios nos quiere mucho y se desvela por cada uno, por santidad y por nuestra salvación, como si no tuviera otros hijos en la tierra. Recuerda que la verdadera familia de Jesús, son aquellos que cumplen habiendo descubierto la voluntad de Dios y la llevan a la práctica.

Por eso debemos atrevernos a pedir a María, madre nuestra, que interceda para que la voluntad de Dios sea todo en mi vida. Te animo a que muchas veces la llames ¡Madre! Y ahora, al terminar este rato de oración, dile: ¡Madre mía!, no me dejes. ¡Tú bien sabes cuánta necesidad tengo de Ti! ¡Ayúdame a estar siempre cerca de tu Hijo!

Al hacer diariamente la oración, recuerda tu examen de la noche anterior, y saca un propósito que te ayude a cumplir la voluntad del Señor en este día que inicias.

Qué tengas un bendecido día y que la protección de nuestra madre te acompañe.

1 Comentario

  1. Espíritu Santo Santifícame y dame tu luz para ponerme a los pies del Señor en nombre de su Hijo Amado Jesús para que mi mente, mi corazón, mi alma y todo mi ser sea puesto bajo la fortaleza y la sabiduría del Padre de lo alto. Por eso Virgen Santísima, Madre Purísima Encarnada, no me desampares en ningún momento de mi existencia para cada día estar presta para alabar, bendecir y adorar a Jesús teniendo su presencia mi derecha, fortalecida en la Gracia de su amor para llevar a la practica la misericordia del Padre, que pueda en este día dar una consulta valiosa y ser efectiva y puntual en los trabajos a realizar a las personas que solicitan mis servicios, te lo suplico en el nombre de Jesús, Amén.

Comments are closed.