El pésame

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El pesame Dios mio confesion confesionario antes de morir

El pésame – Acto de contricción

Oración: Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí;
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.

Antes querría haber muerto que haberos ofendido,
y propongo firmemente no pecar más,
y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

El poder del arrepentimiento (San Agustín):

Según el evangelio, la razón por la que el Señor, cuando le presentaron aquella mujer sorprendida en adulterio, mientras los judíos, de acuerdo con la ley, querían lapidarla, y Él, en cambio, dispuesto a perdonarle su pecado, era que quería sólo que no pecase más en adelante; por eso dijo a quienes querían lapidarla al ser ellos de piedra: «Quien entre vosotros esté sin pecado, arroje sobre ella la primera piedra.»

Y, luego de decir esto, inclinó la cabeza y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Ellos entretanto, examinando sus conciencias, se alejaron uno a uno, comenzando por el mayor hasta el menor, y quedó la mujer sola.

Levantando el Señor su cabeza, le dice: ¿Cómo, mujer? ¿Nadie te ha condenado? Y ella respondió: Nadie, Señor. Y el Señor: Tampoco yo voy a condenarte; vete y no peques en adelante.

¿Qué significó este perdón? La gracia. ¿Y aquella dureza? La ley dada en piedras.

He aquí la razón por la que el Señor escribía con el dedo, pero ya en la tierra, de la que podía recoger fruto. Nada que se siembre en la piedra germinará, porque no puede echar raíces. El dedo de Dios una y otra vez; con el dedo de Dios fue escrita la ley; el dedo de Dios es el Espíritu Santo. (San Agustín. Sermón 272B, 5)

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