ORACION A MARIA CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA
ría, Tú que hallaste la alegría en el Señor y repartiste esa alegría a todos.
Tú que compartes la gloria de la Resurrección de tu Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de Su Cuerpo, Tú que has sido exaltada por el Señor como Reina de todas las cosas , eres signo de segura esperanza que Jesús nos ascenderá para vivir con Él por siempre.
Madre Santa, Madre amada, tu que eres ejemplo de vida, de alegría verdadera, infunde en mi espíritu esa misma alegría que tienes en tu corazón.
Te pido que reines en mi vida, para que tenga siempre la verdadera y perfecta alegría.
Si por desgracia cayera en pecado, acude en mi ayuda y no permitas que reine la tristeza en el alma mía.
Madre, bendice a todas las familias, bendice mi trabajo diario, multiplica las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Santifica a los sacerdotes y religiosos y concede la eterna alegría, a los que mientras vivieron en este mundo, fueron fieles a tu Santísimo Hijo.
Amén.
MARIA CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA
EL EVANGELIO DE SAN JUAN (15, 9-12)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de eso para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
BREVE COMENTARIO
La Iglesia esposa de Cristo siempre ha puesto su alegría en Él y en el amor acogido y correspondido experimenta día a día una alegría cada vez más grande. Jesús ha venido a nosotros por medio de María, ella es causa, origen y de ella surge la alegría mesiánica.
La Iglesia reconoce el dolor, introducido por la desobediencia de Eva, es convertido en alegría por la obediencia de María. Por lo tanto la venera con el título de Causa de nuestra alegría. Este título de María, celebra el momento de la salvación, que le ha dado a Ella, a la Iglesia y a todo el género humano el más grande tesoro, esperanzador de la vida eterna.
Hoy mantente alegre en tu vida cotidiana, transmitiendo a las personas la alegría verdadera del corazón.
Evita decir palabras amargas o que llevan sufrimiento a las personas que te rodean, y empéñate a decir palabras que lleven esperanza.