SANTA GEMA Y SU ANGEL CUSTODIO

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SANTA GEMA Y SU ANGEL CUSTODIO


«Jesús no me deja estar sola un instante, sino que hace que esté siempre en mi compañía el ángel de la guarda» ( Santa Gema Galgani)

El ángel, desde el día en que me levanté, comenzó a hacer conmigo las veces de maestro y guía; me reprendía siempre que hacía alguna cosa mal y me enseñaba a hablar poco”.
Estas son algunas de las experiencias que cuenta Santa Gema en su diario personal, sobre su ángel.
A cuantos de nosotros nos gustaría tener esta relación con el nuestro. Solo tenemos que tener fe y comenzar a hablarle, a pedirle su protección, a escuchar sus consejos que en el silencio podremos escuchar. Jesús así lo ha querido, y tenemos todos esta compañía especial en nuestras vidas. Puedes encontrar aquí:

.La Oración al Angel Custodio

.El Triduo al Angel Custodio

.El Angel que Dios nos ha dado

A veces, el ángel le amenazaba de no hacerse ver más, si no obedecía al confesor en todo. Y le llamaba seriamente la atención, cuando hacía algo mal y la corregía constantemente para que fuera perfecta en todo. En ocasiones, le daba ciertas normas: “Quien ama a Jesús, habla poco y soporta mucho. Obedece puntualmente y en todo al confesor sin replicar. Cuando cometas alguna falta, acúsate de inmediato y pide disculpas. Acuérdate de guardar tus ojos y piensa que en el ojo mortificado verá las maravillas del cielo

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Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día.

Se que estás a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía. Amén.

 

Muchos días, cuando se despertaba por la mañana, lo encontraba cuidándola a su lado, la bendecía y desaparecía de su vista. Y le insistía mucho en que “el camino más corto y verdadero (para llegar a Jesús) es el de la obediencia”. Un día le dijo: “Yo seré tu guía y tu compañero inseparable”.

El ángel le dictaba cartas: “Muy pronto escribiré a la M. Josefa, pero necesito esperar a que venga el ángel de la guarda y me la dicte, porque yo no se qué decirle”. Le escribía a su director: “Después de su partida he quedado con mis queridos ángeles, pero sólo dos, el suyo y el mío, se dejan ver. El suyo ha aprendido a hacer lo que hacía usted. Por la mañana viene a despertarme y por la noche me da su bendición… Mi ángel me abrazó y me besó muchas veces… Él me levantó del lecho, me acarició tiernamente y besándome me decía: Jesús te ama mucho, ámale tú también. Me bendijo y desapareció…

“Después de comer me sentí mal, entonces el ángel me trajo una taza de café al que echó unas gotas de un líquido blanco. Estaba tan rico que, inmediatamente, me sentí curada. Después me hizo descansar un rato. Muchas veces, le hago pedir permiso a Jesús para que esté en mi compañía toda la noche; va a pedírselo y vuelve, no abandonándome, si Jesús le autoriza, hasta la mañana siguiente”.

El ángel le hacía de enfermero y le llevaba cartas al correo. “La presente, le escribe a su director, el Padre Germán de San Estanislao, se la entrego a su ángel custodio, que me ha prometido entregársela, haga usted otro tanto y se ahorra unos céntimos… El viernes por la mañana expedí una carta por medio de su ángel custodio, que me prometió llevársela, así que supongo la habrá recibido. La tomó él con sus propias manos”. A veces llegaban a su destino en la boca de un pajarito, como lo vio su director, que escribe: “Ella le daba encargos a su ángel para el Señor, la Santísima Virgen y sus santos protectores, entregándole cartas cerradas y selladas para ellos con el encargo de traerle la contestación, que efectivamente llegaba… ¡Cuántas veces estando hablando con ella y preguntándole, si su ángel estaba en su puesto para hacerle guardia, Gema dirigía con encantadora desenvoltura la mirada hacia el lugar y, mirándole, quedaba extasiada y sin sentidos todo el tiempo que lo contemplaba!”.

Gema y su ángel con sus alas extendidas o arrodillado a su lado, recitaban juntos jaculatorias o salmos alternadamente. Cuando meditaban sobre la pasión de Nuestro Señor, su ángel la inspiraba con los más sublimes pensamientos de este misterio. Su ángel guardián una vez le dijo sobre la agonía de Cristo: “Mira lo que Jesús ha sufrido por los hombres. Considera sus heridas una por una. Es el amor lo que las abrió todas. Puedes ver lo feo que es el pecado, ya que para expiarlo, tanto dolor y tanto amor han sido necesarios”

Fuese cual fuese la ocasión en que santa Gema se desviase de la santidad, luego una angélica censura se hacía oír:“¿No tienes vergüenza de pecar en mi presencia?”

«Recuerda, hija mía, que el alma que ama a Jesús habla poco y se abniega mucho. Te ordeno, de parte de Jesús, que nunca des tu parecer si no te es pedido, y que no defiendas tu opinión, sino que cedas”.

La historia de esta santa, tan cercana a nosotros por el tiempo (1878-1903) y por las costumbres de la vida cotidiana, tiene cosas increíbles por los fenómenos místicos de que fue protagonista.

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4 Comentarios

  1. Lamisericordia de nuestro zeñor a sido excelso y grandioso .su amor por gema y por todas las.personas que confiesan es maravillos.pido por intersecion de.santa gema perdon de mispecados y el aUxilio para siempre hacerel bien

  2. Que lindo descubrimiento la vida de esta santa. Palabras dichas por su ángel para ella. Pero para cada uno de nosotros Deo gratias

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