Uno de los hábitos que el Padre Pío más recomendaba a sus hijos espirituales era el de la confesión frecuente, al menos una vez a la semana. Al respecto, el Padre Pío decía:
«La confesión es el baño del alma. Tienes que ir al menos una vez a la semana. No quiero que las almas se mantengan alejadas de la confesión por más de una semana.
Incluso una habitación limpia y no ocupada recoge el polvo; regresa después de una semana y verá que es necesario quitar el polvo de nuevo.»
La Penitencia, que se llama también Confesión, es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
Se da el nombre de Penitencia a este sacramento porque para alcanzar el perdón de los pecados es necesario detestarlos con arrepentimiento, y porque quien ha cometido la culpa debe sujetarse a la pena que le impone el sacerdote. (Catecismo Mayor de San Pio X, punto 673 y 674).-
Jesucristo instituyó el sacramento de la Penitencia el día de su Resurrección, cuando en el Cenáculo dio solemnemente a sus Apóstoles la facultad de perdonar los pecados. (Catecismo Mayor, punto 676).-
Oración para un buen examen de conciencia:
Santísima Virgen María, Madre mía, dígnate de obtenerme la gracia de sentir un sincero dolor por haber ofendido a Dios, y el firme propósito di corregirme, y la gracia de hacer una buena confesión.
San José, dígnate interceder por mi ante Jesús y María. Mi buen Ángel Custodio, dígnate de recordarme mis pecados y ayudarme a decirlos todos sin falsedad ni vergüenza.
Consejos:
Como empezar? Escribir los pecados:
Para una buena confesión es útil escribir los pecados en orden cronológico, empezando por los que cometimos primero, desde la última confesión que hemos hecho, y para los que no se han confesado por mucho tiempo, los pecados graves que recuerden en el orden que ocurrieron, dentro de lo que les permita su memoria.
Cómo confesarse?
No es siempre fácil confesarse: tantas veces no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote…
Tampoco es fácil confesarse bien: la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones que, por nuestra culpa, nos distancian del evangelio.
Es necesario un camino de auténtica conversión, que lleva consigo una liberación del pecado, y una elección del bien enseñado por el Evangelio de Jesús. Es rechazar al demonio y sus insidias y hacerse discípulo e imitador de Cristo.
Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia. El camino a recorrer, comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la invocación de la misericordia divina que se nos concede como una gracia, mediante la confesión de los pecados al sacerdote, la absolución de este en los casos que corresponda, la satisfacción o cumplimiento de la penitencia impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada.
Qué confesar?
El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerde, tras examinar cuidadosamente su conciencia.
La confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1493)
Examen de conciencia?
Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.
1-En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos?
¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer Espíritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me revelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
2-En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos y los que necesitan de mi tiempo?
¿Soy honesto y justo con todos o me aprovecho de las debilidades de mis prójimos? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo?
3-En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido?
¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis pecados, y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.
- Luego de la confesión no olvidarnos de dar gracias a Dios por la gracia del perdón recibido.
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— Santa Virgen María (@santavirgenSVM) January 29, 2017