Icono del sitio Santa Virgen Maria

ORACION AL BEATO CARLO GNOCCHI

BEATO CARLO GNOCCHI

BEATO CARLO GNOCCHI

Te agradecemos Señor por habernos dado al Beato Don Carlo Gnocchi, ardiente seguidor y discípulo, gran intérprete de como se unen en una sola realidad,
la ortodoxia y la práctica pastoral, sin contradecir la una a la otra.

Danos Señor su profunda fe, su esperanza tenaz, su ardiente caridad, para que aprendamos de Ti, como él hizo, a darle sentido al dolor inocente, para que podamos seguir su ejemplo heroico, de ayudar en la vida de cada hombre
«golpeado y despojado por el dolor».

Don Carlo nos enseñe desde la Gloria de Cristo, a buscarte cada día de los más frágiles, en los ojos tristes de los niños huérfanos, o que se sienten solos por algún motivo, en la sonrisa cansada de los ancianos, en aquellos que están por partir a tu casa, para amarte más cada día, y hacer nuestro pequeño aporte,
a las obras de la solidaridad humana y ser partícipes así de la realización de nuestro destino trascendente.

Que por su intercesión y tu Gracia, podamos salvar nuestra alma, y la de nuestros prójimos, aprendiendo de Don Carlos, cuántas gracias se desprenden,
de los prodigios de la caridad sobrenatural».

Amén

Biografía: 

Nació de familia pobre en las vecindades de Laudos en  1902. Entrado en seminario, fue ordenado sacerdote en 1925. Después de algunos años  fue trasladado al instituto Gonzaga donde estudió y escribió algunos ensayos de pedagogía. Al estallido de la guerra, decide partir como capellán militar por el frente greco­albanese, para compartir . Vuelve en  1942 pero, en el mismo año, parte a Rusia por  los alpinos de la Tridentina. La dramática experiencia de la guerra y la retirada de los soldados italianos lo echa en una crisis profunda pero  don Carlo no se detiene. Se prepara  para consolar a los soldados y, a cuántos niños lloran por quedarse huérfanos, promete ocuparse de ellos.

A la vuelta a Italia, empieza a recoger los huérfanos de guerra y los mutilados. Los hospeda en una casa de Arosio, luego le es concedida una casa más grande a Cassano Magnago. Desde entonces los colegios se multiplican en toda Italia. El último proyecto es la construcción de un centro de rehabilitación e San Siro Milán.

Don Carlo muere en 1956. Antes, sin embargo, la caridad lo induce a un último gesto heroico. En una época en Italia los trasplantes fueron prohibidos. El sacerdote convenció a un médico a trasplantar sus córneas a dos chicos no videntes . Ha sido beatificado en el año 2009.

Salir de la versión móvil