EL FRUTO DE NUESTRAS ACCIONES
Fragmento de la primera lectura: Libro de Jeremías 17: 5-10.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?
Yo sondeo el corazón, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.
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